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La licenciada y profesora en Letras Modernas, especialista en Lectura, Escritura y Educación y docente del Profesorado en Lengua y Literatura del Instituto A.P. de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Villa María, Beatriz Vottero, acaba de concluir su etapa como docente luego de acceder a su jubilación y dialogamos con ella para conocer más de cerca su vínculo con la UNVM y su valoración de la experiencia en la educación universitaria pública y gratuita.

  • ¿Cómo vas a recordar tu paso por la UNVM?

Trabajé en la UNVM desde 1995, es decir, desde su fundación, en la redacción del proyecto institucional (PI). Cuando comenzaron las actividades académicas accedí a un cargo docente y fui nombrada Coordinadora del Profesorado en Lengua y Literatura, cargo que obtuve, a lo largo de los años, dos veces más. La vi crecer, expandirse, sufrir crisis y superar obstáculos. Fortalecer, poco a poco, una identidad institucional propia en el gran escenario de las universidades nacionales.

Ante la pregunta acerca de qué voy a recordar de este largo paso (casi treinta años) las imágenes y las anécdotas son tantas que es difícil elegir qué contar. Fue muy hermoso cuando éramos apenas un puñado de gente, la mayoría jóvenes, que teníamos la oportunidad de tomar grandes decisiones. Todo estaba por hacerse. Nos dábamos mucho tiempo para compartir, conversar, discutir, consensuar. Volver a pensar, revisar. Fui consejera del primer Consejo Superior. Había que redactar reglamentos, armar las carreras, los institutos.

Pero fue mucho más hermoso verla crecer, convertirse en un enjambre donde ya no podíamos conocernos entre todos pero empezábamos a re-conocernos como parte de algo que se proyectaba exponencialmente, en un marco de políticas públicas que lo impulsaban y lo sostenían. Fui protagonista y testigo de numerosas mudanzas a espacios más grandes, de paredes que iban creciendo, de una biblioteca que sumaba recursos copiosamente, que se entramaba en el amplio espectro académico ya no solo nacional, sino planetario.

En la carrera donde me desempeñé fui muy feliz. Se trata de un Profesorado que cada año reúne alumnas y alumnos de muy diversas edades y condiciones socioeconómicas, lo cual exige un trabajo docente atento, delicado, profundamente comprometido con la condición humana y no solo con los saberes académicos. Tuve colegas muy valiosos, con los cuales aprendí trabajando palmo a palmo. Una enorme cantidad de alumnos que me enseñaron mucho. Hoy veo, además, con gran satisfacción, que las cátedras y la conducción están, en buena parte, ya en manos de quienes fueron nuestros alumnos y alumnas y continuaron su carrera docente en la institución.

En la UNVM pude desarrollar la investigación, lo cual me dio la posibilidad de relacionarme con profesionales de espacios nacionales e internacionales. Asimismo, abracé con fervor la oportunidad de contribuir a fortalecer la relación de la universidad con el medio, organizando y promoviendo numerosas actividades de extensión.

  • ¿Qué es lo más valioso que te dio ser docente del sistema universitario público y gratuito de nuestro país?

Soy egresada de la Universidad Nacional de Córdoba y allí empecé la carrera docente como auxiliar de cátedra. Luego tuve la oportunidad de continuar en la UNVM. De modo que he atravesado todos estos años contenida por la educación pública de nivel superior, aunque trabajé también en otros espacios. Es uno de mis mayores orgullos en este momento de mi jubilación. Todo lo que dije más arriba puede responder también a esta pregunta: la importancia de articular docencia, investigación y extensión, pilares del trabajo académico universitario, es la piedra basal de un modelo de universidad, abrazado y sostenido en nuestro país por la educación pública que abre puertas, da oportunidades, hace realidad la democratización del derecho de todos a la educación en sus niveles más altos. Falta, sin embargo, todavía mucho. Muchísimo. Hay un enorme sector de la sociedad que aun no tiene acceso pleno ni siquiera a la educación básica, mucho menos a la universitaria. No alcanza con lo discursivo ni con el orgullo de haber sido (en mi caso) primera generación de profesionales en la familia y de haber tenido muchísimos estudiantes que también lo fueron. La educación pública solo se sostiene con macro y micropolíticas que hoy están en grave riesgo. Me llega la jubilación en un trance muy triste para la universidad, y muy peligroso porque está en juego su propia permanencia. Así como la vi crecer y expandirse, hoy la veo recortar, reducir, achicar espacios, becas, subsidios, en todos los órdenes, como consecuencia de una política nacional brutal e insensible.

  • ¿Cuál considerás que es el valor y/o aporte que tiene la carrera de Lengua y Literatura en el desarrollo de la región?

La UNVM tiene dos carreras de Lengua y Literatura: un Profesorado y una Licenciatura. Promueve, además, la formación de posgrado de nuestros graduados. Todo ello ha redundado en el desarrollo de la región desde la fundación misma de la universidad, ya que la gran mayoría de los egresados vuelven a sus lugares de origen y se insertan rápidamente en el ámbito laboral, especialmente en el sistema educativo.

Estas carreras contribuyen, asimismo, al desarrollo de las artes y la cultura en diversos ámbitos, a través de sus docentes, estudiantes y graduados, desde el impulso que significa la difusión y la promoción de la literatura en espacios artísticos y educativos, en articulación con numerosas instituciones del medio.

Un viejo profesor de Literatura Argentina nos decía, hace ya muchos años, que una vez que se entrado, uno nunca podrá irse del todo de la Casa de la Mater Universitas. La universidad, como lo señala su etimología, es crisol de ideas en disputa, es el espacio del debate permanente que incluso supera los límites del aula, es la palestra donde se aprende a pensar, a razonar, a salir del cascarón en que a veces se está, a abrir los ojos ante aquello que no podíamos o no sabíamos ver.

Por todo ello, mi gratitud es infinita y mi felicidad –aun empañada por este triste momento histórico–, muy grande. Tanto como el compromiso a seguir siendo parte de un Proyecto, de una política que trasciende a la UNVM en particular porque constituye el propósito y destino de la educación para todos en una democracia plena, sobre la base de que donde hay una necesidad, nace un derecho.

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