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El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) aprobó la incorporación de ocho becas doctorales al Instituto de Ciencias Humanas de la UNVM y al Centro de Investigaciones y Transferencia de Villa María (CIT CONICET-UNVM).

Una de ellas es María Constanza Curatitoli, que recibió una beca de finalización para su proyecto de investigación en un Doctorado en Artes. y cuya Co-directora es la docente de Humanas Cristina Siragusa.

Conversamos con ella para saber más sobre este desafío.

– ¿De qué se trata tu proyecto? ¿En qué temática se centra?
Mi proyecto de investigación para el Doctorado en Artes aborda las distintas representaciones y reconstrucciones de memorias de postdictadura presentes en un corpus de animaciones latinoamericanas. Partiendo de la noción posmemoria, que se constituye también como una marca temporal, me detengo en la generación de artistas animadores dentro de la región que ha podido, mediante el lenguaje animado y sus posibilidades técnicas, estéticas y estilísticas, corporeizar y resignificar las ausencias y el pasado traumático tanto individual como colectivo.

– ¿Por qué consideras que es importante tratar esa temática en la actualidad? -¿Que te motivo a elegir dicho tema?
Si bien contamos con un amplio bagaje de estudios teóricos propios del lenguaje cinematográfico latinoamericano contemporáneo en lo atinente a esta temática, los estudios teóricos específicos en el campo de la animación latinoamericana tienen un trayecto de carácter relativamente incipiente. Esta investigación parte de los trabajos relevados a la fecha y  se ponen en diálogo con enfoques que abordan la temática propuesta desde una perspectiva socio-histórica respecto al pasado reciente para dar lugar a la animación como lenguaje dentro de los estudios del audiovisual. El interés radica en trazar una continuidad y ampliar los conocimientos y habilidades de la animación como vehículo y soporte material para la representación de memorias. La investigación apunta a generar un aporte en ese sentido.

– ¿Cómo se planta el proceso de trabajo e investigación?
Como la beca obtenida es de Finalización de Doctorado, mi investigación comenzó en el 2018, al iniciar el Doctorado en Artes de la UNC. A lo largo de los años se fueron realizando los seminarios que indica el plan de estudios, los cuales sirvieron para dar una espesura teórica al planteo del problema. En simultáneo, se llevó a cabo una tarea de relevamiento de obras, para poder conformar el corpus final de estudio. En ello hubo un carácter bastante dinámico, ya que la incursión de nuevas obras que resultaban relevantes para la investigación (tal es el caso por ejemplo, del cortometraje chileno Bestia, recientemente nominado al Óscar y con un importante recorrido y consagración en los circuitos de festivales más importantes del mundo), llevó a distintas reconsideraciones sobre ciertos límites del corpus. También hubo un trabajo muy fuerte sobre el recorte de la temática; en cada una de estas etapas el acompañamiento de mi directora Mónica Kirchheimer y mi co-directora Cristina Siragusa fue fundamental.

-¿Cómo recibiste la de noticia de haber sido seleccionado/a para esta beca? ¿Qué significa para vos?
Es una alegría e ilusión inmensa. Los procesos de postulación a las becas y recepción de resultados son instancias sumamente intensas, tanto desde el trabajo que requiere llevarlo a cabo como desde las expectativas que se ponen en juego. Es recibir un voto de confianza desde la Institución sobre el valor de investigar, el valor de aportar al campo de conocimientos y la posibilidad de tejer nuevas redes con colegas para fortalecer nuestros proyectos, pensar trabajos conjuntos, construir una mirada cada vez un poco más crítica.

– ¿Cuáles son tus expectativas para los próximos años de trabajo?
En primer lugar, recuperar paulatinamente las actividades presenciales es un gran estímulo para lo que viene. Esta tarea por momentos es muy solitaria, y por supuesto que la pandemia y el aislamiento acrecentaron esa condición que para nosotres ya es una práctica “habitual”.  Tengo por delante la escritura propiamente de la tesis doctoral, y se presenta allí también un desafío: encontrar el modo de escritura propio y más adecuado para esta investigación, el lugar y el modo de enunciación que como investigadores en artes queremos construir.

– ¿Cuál es tu relación con la UNVM y cómo se enmarca la beca en esta?
Mis primeros acercamientos a la institución fueron a través de la participación en la Red Latinoamericana de Estudios de Animación Sur a Sur, de la cual la UNVM es miembro integrante. A partir de ese momento, fueron diversos los proyectos de investigación y extensión que me han mantenido vinculada, tal es el caso del  Festival Internacional de Animación ANIMA -donde me  desempeño como productora- que es un evento cultural y extensionista co-organizado por el Centro Experimental de Animación de la UNC y la cátedra de Animación de la UNVM, y el FAIA –Foro Académico Internacional sobre Animación– donde integro la Comisión Organizadora junto a docentes, alumnes y egresades de la Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual. Hay un marcado interés de parte del Decanato de Humanas por apoyar y fortalecer esos espacios, con lo cual llevamos muchos años de trabajo mancomunado en proyectos que vinculan la animación, la investigación y la extensión, trabajando estrechamente con docentes e investigadores de la institución como Paula Asís, Alejandro González, Eugenia Fiorenza.  Mi co-directora, Cristina Siragusa, es docente y dirige desde hace más de ocho años proyectos de investigación sobre animación argentina en el Instituto de Humanas. Actualmente, en el marco del proyecto de investigación “Experimentar el movimiento: prácticas y reflexiones procesuales en la creación animada” (dirigido por Alejandro González y co-dirigido por Paula Asís) se encuentra en desarrollo un cortometraje animado de investigación-producción llamado Las Tías Gordas, el cual fue presentado y galardonado durante el último APA Lab, lo que muestra el potencial de este tipo de proyectos que vinculan la creación con la investigación. Fruto de todas estas experiencias he podido conocer a un grupo humano maravilloso y me entusiasma muchísimo la posibilidad de sumar mi trabajo de investigación al CIT Villa María; es muy alentador pensar en la potencia que se está gestando allí y el lugar que se le da a la investigación artística y particularmente la investigación en/sobre animación.

– ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir dentro del proyecto?
Al haber terminado de cursar los seminarios correspondientes a mi Doctorado, la continuidad del proyecto se centra en finalizar la escritura de la tesis doctoral. Durante ese proceso se destacan las instancias de análisis y revisión de los avances parciales, presentación y socialización de nuevos avances en Congresos y Jornadas, para finalmente preparar la instancia de defensa de la tesis.

– ¿Quienes te han acompañarán en este proceso?
El acompañamiento lleno de sabiduría y afecto de mi directora y co-directora es fundamental. Y también cada uno de los actores implicados en este gran proceso: compañeres de estudio, becaries de otras disciplinas (con quienes ejercitamos una mirada crítica sobre las implicancias, responsabilidades y carencias de nuestro rol), compañeres de equipos de investigación, artistas animadores que generosamente se brindan para compartir sus obras objeto de estudio junto a sus experiencias de realización y cada una de las personas que de uno u otro modo pasa por nuestras vidas ofreciéndonos generosamente una mirada atenta, una devolución a nuestros avances, un empujón y una motivación cuando nos sentimos desorientades. Creo que es fundamental pensarnos desde lo colectivo, nada de esto es posible en soledad.

– ¿Cómo ves la investigación en nuestro país? ¿Crees que hay un buen desarrollo o es necesario realizar acciones para potenciarla aún más?
Siempre son necesarias acciones que sostengan y potencien el desarrollo de la ciencia y la tecnología, ya que eso redunda en soberanía. Las condiciones materiales de trabajo muchas veces son precarizadas y desalientan a pensarse en continuidad. Desde las humanidades, es importante pensar la importancia de su desarrollo en pos de la construcción de un conocimiento situado, capaz de advertir o dar respuestas sobre problemáticas de los territorios de los que formamos parte, de los modos y las lógicas dominantes propias del campo científico (y que estrategias podemos tejer para revertirlas o al menos tensionarlas), y de la potencia de la construcción de conocimiento para, en articulación con el Estado, promover saberes que puedan impactar positivamente en políticas públicas. En ello el trabajo colectivo e interdisciplinario resulta fundamental.

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