Las recientes graduadas de la Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual del Instituto de Humanas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Ayelén Mufari, Martina Carignano y Luján Ailén Martinez realizaron para su Trabajo Final de Grado un cortometraje ensayístico de no ficción titulado “Ellas en el Cine“, en el que dialogan con destacadas cineastas de nuestro país.
La producción de Ayélen, Martina y Luján, “Ellas en el Cine“, se basa en la construcción de personajes femeninos en pantalla, donde se establece un diálogo con las cineastas Albertina Carri, Inés María Barrionuevo y Liliana Romero sobre el rol de ser mujer y hacer cine en Argentina. Además, en posproducción generaron una interpretación en animaciones sobre estas conversaciones, se creó una banda de sonido y se expuso el proceso de construcción de la obra, lo que le otorga un carácter autoreferencial hacia las realizadoras.
Pero para saber más sobre este trabajo, hablamos con las protagonistas y realizadoras, luego de su defensa del TFG que fue concretada de manera virtual.
¿Qué las llevó a decidir trabajar juntas en su Trabajo Final de Grado (TFG)?
La Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual requiere en la mayoría de sus cátedras realizar trabajos en conjunto y por este motivo las tres ya veníamos trabajando juntas desde antes de nuestro Trabajo Final de Grado, consolidandonos en una dinámica fluida como equipo de trabajo y mediadas por una amistad de años. En nuestro trayecto universitario compartimos otros espacios por fuera de las cátedras, como equipos de investigación y proyectos de extensión. Con el devenir del tiempo, y la práctica artística y formativa compartida, fuimos construyendo intereses en común y un ritmo de trabajo que nos permitió construir esa visión en conjunto.
¿Cómo surgió la idea de realizar “Ellas en el Cine” y por qué eligieron el producto/concepto de no ficcional que mezcla la acción en vivo con animación?
Creemos que Ellas en el Cine es un intento de configurar nuestra poética y nuestras emociones en un momento particular de nuestras vidas, el de terminar una carrera profesional y encontrarnos con todas las dudas e incertidumbre de insertarnos laboralmente como realizadoras audiovisuales; y por el contexto social, cultural y político que nos interpeló como mujeres.
Nos propusimos ahondar en nuestra propia mirada sobre el cine y su realización en esta intersección de realidades que nos atravesaba, privada y profesional, realizando una experiencia de creación colectiva que resultó en el diseño de un cortometraje de género ensayo al que llamamos Ellas en el cine. Recurrimos a la animación porque nos sentimos atraídas por las posibilidades que este lenguaje ofrecía en el terreno de la no ficción. A diferencia del registro fotográfico, en la animación es explícita la intervención de una mano creadora, y por esa característica revela con honestidad ante el espectador que la narración no es un reflejo de la realidad, sino una construcción. En nuestro trabajo, la animación media entre nosotras y eso que acordamos como el mundo real. Es un canal de interpretación, es el diálogo que entablamos en pantalla con las realizadoras, una realidad articulada entre nuestras experiencias y las experiencias a las que referenciamos a través de cada imagen creada.
Este camino que inició en una indagación por las posibilidades de la animación, nos fue conduciendo hacia la confluencia de lenguajes, hacia la aparición de fotografías, dibujos, filmaciones domésticas, cuadernos de bitácora. A medida que fuimos estructurando la obra, y que el relato se fue tornando autorreferencial, la imagen real fue una clave para develar el artificio y para mostramos a nosotras mismas. La decisión final de incorporar la acción en vivo tuvo que ver con establecer una clara división de niveles narrativos en la diégesis. La animación como nuestra interpretación visual de los testimonios recuperados, y como articulación de un relato propio que se nutre de esos encuentros. La acción en vivo como un corrimiento del velo, en donde nos exponemos abiertamente creando ese relato, develándolo como un artilugio, un espacio para construir nuestra propia poética.
¿Cómo definirían el producto final “Ellas en el Cine”?
Creemos que la obra finalmente da cuenta de un proceso de búsqueda, de encuentro e intercambio de ideas, percepciones, sensaciones en torno al hacer cine y a su vínculo con el universo privado de quien lo realiza. Lo que se buscó fue reconstruir esa presencia tácita, latente, del cine en la cotideaneidad del artista, develar cómo la obra (o todas las obras) pre-existe en la intimidad y va cobrando forma en base a las vivencias personales. Ellas en el cine es una suerte de carta de amor al cine hecho por mujeres, y a la práctica cinematográfica en sí concebida desde su propias protagonistas. Como estudiantes y realizadoras, nosotras nos incluímos en ese relato de descubrimiento, de creación de una experiencia colectiva que parte del encuentro de múltiples poéticas individuales, en donde la audiencia es invitada a ser partícipe del viaje fílmico. Nada se oculta y nada concluye, se trata de un viaje que inicia, que recorre quizás la totalidad de la vida, como el deseo de crear, o la necesidad de expresar lo que sentimos, articulándose diariamente entre palabras, dibujos, fotografías y registros de video.
En cuanto a la experiencia personal, ¿Cómo fue el proceso de realización del TFG? ¿Cuáles fueron las etapas y cuánto tiempo les llevó?
La realización de nuestro Trabajo Final de Grado fue una experiencia sumamente positiva. Si consideramos el tiempo productivo que nos tomó realizar Ellas en el Cine, podríamos hablar de un trayecto que nos implicó 2 años de trabajo.
Luego de tener una primer idea de la temática y el género de la obra, nos encausamos en la etapa de investigación en donde definimos a qué realizadoras queríamos entrevistar y realizamos el contacto con las mismas. Ellas fueron Albertina Carri, Inés María Barrionuevo y Liliana Romero. Viajamos a Córdoba y a Buenos Aires para realizar las entrevistas, les pedimos visitar sus espacios de creación, sus casas y/o estudios, les formulamos preguntas sobre su trayectoria en la dirección cinematográfica, sus intereses personales por el cine, sus impulsos a la hora de crear personajes femeninos. Nos propusimos volverlas los personajes de nuestra obra, personajes femeninos en el cine pensando sobre el hacer cine, construyendo con sus testimonios a otros personajes femeninos en pantalla. Pero este éxodo de inmersión se trataba de exponer nuestra propia experiencia, de contraponerla a la de esas mujeres que nos anteceden, para construir entre todas, una puesta en práctica común, testimonio y ensayo, del viaje artístico cinematográfico. Esto último requirió que filmáramos nuestros encuentros para hacer un registro del proceso creativo y que pudiéramos registrar individualmente nuestro aprendizaje y búsqueda en relación a las distintas técnicas de animación que empleamos. También por ello Daro Ceballos, compañero de nuestra carrera, nos acompañó en los viajes para realizar un registro externo de lo que sucedía, con la consigna de también incluirnos en la imagen a nosotras en la situación de entrevista.
El proceso fue imponiendo su propio ritmo, nuestros interrogantes fueron desarmando el proceso de producción, haciendo que mute, llevándonos a asumir nuevos desafíos como el de establecer una dinámica de trabajo horizontal, en donde las tres trabajamos por turnos en todos los roles; en donde las decisiones se hicieron en una mesa conjunta; en donde las ideas fluyeron a tal punto que nos llevaron no solo a develar el hacer de la obra, sino a convertir la sinergia creativa en una experiencia interna performática que culminó en la mesa de montaje.
Realizamos una primera versión de la banda de sonido (aún sin música) en donde las distintas entrevistas se sucedían y las voces de estas realizadoras iban narrando de forma conjunta la experiencia de hacer cine. Inmediatamente pensamos en las imágenes que estos testimonios nos disparaban, y luego de varias modificaciones, pudimos crear una versión final del storyboard de la obra. Nos dividimos las secuencias de animación y cada una trabajó con la técnica de animación que más le interesaba explorar. También cada una de nosotras estuvo a cargo de realizar una secuencia de montaje con imágenes en acción en vivo, fotografías, imágenes de archivo personales entre otros recursos, en donde el relato se vuelve autorreferencial y nos revelamos a nosotras mismas en el proceso de construcción de la obra. Realizamos un montaje final uniendo las distintas secuencias de animación y acción en vivo haciendo los ajustes necesarios en las transiciones entre las mismas. La composición de la música estuvo a cargo de Santiago Martín Velarde Díaz, egresado de la carrera en Composición Musical con Orientación en Música Popular de la UNVM. Santiago trabajó sobre una primera maqueta de la obra donde ya estaban los tiempos exactos definidos, combinó instrumentos musicales con sonidos cotidiáfonos, como tintineos de botellas, para crear una banda sonora que funcionara bien con la combinación de texturas y técnicas de la imagen. Paralelamente nosotras avanzamos en los detalles finales de la obra. Con el montaje de las entrevistas, las distintas secuencias creadas y animadas, y la música ya sobre la línea de tiempo acomodada, realizamos foley y agregamos algunos efectos de sonido con el fin de acompañar y potenciar los movimientos o acciones que la animación recreaba en pantalla.
Con la obra finalizada realizamos también las últimas correcciones de la carpeta teórica que acompañó la obra y volcamos el balance final de la experiencia en las conclusiones.
Cabe aclarar que para la realización de esta obra utilizamos hardware y software que antes no habíamos usado en el trayecto de la carrera o hacia los que habíamos tenido un acercamiento muy superficial. Compramos tabletas gráficas para tener un control del trazo y así poder plasmar los criterios de arte de una forma más precisa.
También adquirimos software diferentes a los que veníamos trabajando en la carrera, por ejemplo un programa específicamente para realizar animación 2D. Pero sobre todo fue necesario adquirir conocimientos específicos a través de cursos online y asesoramiento con animadores más experimentados, no sólo para aprender a usar las herramientas de que disponíamos, sino principalmente para entender mejor los principios de la animación, y aprender cómo planificar y realizar secuencias animadas en un proyecto de esta envergadura.
¿Cómo y por qué fueron elegidas las cineastas destacadas del producto audiovisual? ¿Cómo fue el contacto y la relación con ellas?
La elección de las cineastas corresponde a una investigación previa de sus obras, de la poética puesta en juego en la creación de sus relatos y fundamentalmente en una observación y valoración positiva de los personajes femeninos que estas realizadoras construían en pantallas.
El contacto con Albertina Carri pudimos hacerlo gracias a un viaje al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que fue organizado y subsidiado en gran parte por nuestra universidad para que los alumnos accediéramos al evento. En este festival asistimos a la exhibición del documental de Albertina “Cuatreros” que contaba con la presencia de la realizadora y luego del mismo pudimos conversar con ella y concertar el encuentro.
En el caso de Liliana Romero, el contacto nos lo facilitó Alejandro González, profesor titular de la Cátedra de Animación de nuestra Licenciatura, y Director Artístico del Festival Internacional de animación ANIMA de Córdoba Capital. Su trabajo y la participación que se incentiva en los estudiantes coordinando espacios entre la UNVM y la UNC, permitió que fuéramos accediendo a distintas actividades y capacitaciones en el marco del festival, lo cual fue configurando una red de experiencias que en el tiempo, nos permitió concretar este contacto.
Finalmente en el caso de Inés María Barrionuevo, se buscó la comunicación a través de Paola Suárez, productora del filme por el cual habíamos seleccionado a esta realizadora para entrevistar. Paola Suárez asistió a la UNVM como invitada para dar una master class, y allí le contamos de nuestra idea y le solicitamos el contacto de Inés. Paola nos acompañó en el intercambio de e-mails, y pudimos encontrarnos con Inés en Córdoba.
Las tres realizadoras nos recibieron en sus casas o espacios de trabajo de manera muy cálida y amable, respondieron a todas nuestras preguntas de forma profunda y detallada. Accedieron a la posibilidad de ser retratadas con una cámara analógica y luego de ellas retratarnos a nosotras en este juego de construir y ser construidas como personajes femeninos a través de la obra.
¿Cuáles fueron los roles de cada estudiante y cómo decidieron esta división?
Al principio habíamos planteado una división de roles tradicional, sobre todo en el área de animación, donde habíamos decidido que una se encargaba de la animación de personajes, otra trabajaba los fondos y otra coloreaba. A medida que el proyecto avanzaba, la dinámica fue mutando y volviéndose más horizontal. Todos los roles realizativos fueron compartidos por nosotras tres. Creemos que el audiovisual se vio favorecido por esta modalidad de trabajo, porque creamos un cortometraje con un criterio unificado, pero sin sacrificar la impronta de cada una. En la obra nos valemos de distintas técnicas de animación: 2D, cut-out y rotoscopia, en las diferentes escenas. Como cada una tiene más experiencia y se siente más cómoda con ciertos recursos y técnicas por sobre otros, nos dividimos las escenas a animar con ese criterio. Pero además de considerar los conocimientos y talentos de cada una, elegimos quién animaría cada escena teniendo en cuenta búsquedas y deseos personales de explorar las técnicas.
También participaron del proyecto como animadores, Pablo Matos y Julián Fernandez Bertolini, quienes tuvieron a cargo la realización de dos fragmentos animados dentro de distintas secuencias y que nos brindaron asesoramiento en el uso de software específico.
¿Cómo describirían, de manera breve su paso por la UNVM? ¿Qué herramientas/experiencias rescatan de este proceso académico?
Las tres consideramos que el impacto más profundo en nuestra formación profesional ha sido la calidad humana, la apertura, y la inclusión que se ha fomentado en los estudiantes en distintos espacios tanto dentro de la universidad como en actividades externas. No sólo pudimos acceder a una educación de calidad, con un soporte técnico que en otros lugares del país no es de libre acceso como lo es para los estudiantes de diseño; sino que a ello se suman las jornadas de capacitación, las conferencias con invitados externos, los circuitos de encuentro académico-formativo, la articulación con Festivales, tan importante para completar y desarrollar el trayecto de aprendizaje.
A nivel personal, hemos estado muy comprometidas con nuestra experiencia dentro y fuera de la universidad, impulsadas por el amor y el interés por lo que estábamos transitando, no solo en función de nuestras aspiraciones particulares, sino en términos de lo que podíamos aportar también en la experiencia de otros compañeros y compañeras, y de otras personas en la comunidad. En ese recorrido, no hemos encontrado más que apoyo y motivación de nuestros formadores, de modo que en el emprendimiento de proyectos, la Universidad siempre fue un espacio dispuesto a acompañar ese crecimiento; algo vital en las circunstancias que vivimos como alumnas, lejos de casa y de nuestras familia, sosteniendo esa formación con el esfuerzo personal y del grupo familiar.
¿Consideran que su trabajo profesional sería el mismo sin su paso por la UNVM?
No habría sido lo que es, nada de lo que hemos hecho hubiera pasado, no nos habríamos conocido ni habríamos construido nuestro grupo de trabajo. No habríamos conocido a nuestros mentores y mentoras ni compartido los espacios profesionales como lo hemos hecho, no habríamos conocido a nuestros amigos y amigas, ni realizado los proyectos que hemos llevado a cabo juntas. Seríamos otra cosa, claramente, pero no hubiese existido esta amistad, ni el trabajo Ellas en el Cine, que esperamos brinde algún aporte en la comunidad; ni habríamos tenido las historias que compartimos.
No podríamos decir qué seríamos o quienes sin la UNVM, pero sí todo lo que hubiésemos perdido si todo este trayecto de aprendizaje, que enlaza no sólo lo académico sino también lo personal, transitando espacios, vínculos y experiencias en la ciudad de Villa María; no hubiese sido. No seríamos las personas, ni las profesionales que somos hoy.
¿Qué significa para ustedes poder culminar esta etapa académica egresándose?
Cerrar esta etapa es culminar un ciclo de mucho esfuerzo, un logro que compartimos como grupo de amigas/colegas, y que compartimos con nuestra red de vínculos y con nuestras familias, que se comprometieron también para apoyarnos en nuestra formación y acompañarnos en ese trayecto. No es sencillo estudiar en medio de un contexto de sucesivas crisis económicas, las Universidades Públicas son una preciada oportunidad, que aún así implican un esfuerzo que no todo el mundo puede finalmente concretar. Consideramos que es absolutamente valioso haber transitado este espacio y poder culminar nuestra formación, y esperamos que también nuestra práctica contribuya al desarrollo de esa educación pública y gratuita, para que cada vez más personas puedan tener acceso a una educación de calidad.
¿Qué tienen pensado hacer con este producto audiovisual luego de su presentación como TFG?
Nos gustaría que Ellas en el Cine pueda ser exhibida en distintos festivales nacionales e internacionales en la categoría cortometrajes, por lo cual apostamos a hacer un subtitulado en inglés de la obra. Desde una estrategia de distribución de la obra pensamos buscar su inserción en plataformas OTT de difusión de contenidos. También es nuestro deseo que la obra forme parte de espacios de reflexión y debate en relación al ser mujer y hacer cine en la Argentina.
¿Cómo fue la experiencia de defensa del TFG de manera virtual?
En medio de las circunstancias que nos atraviesan, y enterándonos de las complicaciones que otros egresados están enfrentando en otros espacios académicos; consideramos que la predisposición y la efectividad con la que el jurado y el equipo de la UNVM gestionó nuestra instancia de defensa, es un privilegio. Si bien nos invadieron ciertos miedos y angustias, como fueron la distancia entre nosotras y con nuestros seres queridos, o la preocupación por la conectividad a internet, y que todo ese día funcionara de la mejor manera posible para concretar el intercambio virtual entre todas las personas que participábamos de la mesa; finalmente la experiencia resultó enormemente valiosa. Pudimos concretar la instancia de defensa, y además coordinar una transmisión de la misma a través de un video privado en la plataforma de YouTube, con lo cual pudimos compartir el momento con nuestros amigos y familiares, incluso con personas que en una instancia presencial quizás no hubiesen podido asistir, no sólo en términos de disponibilidad sino de distancia, debido a que provenimos de provincias distintas.
La instancia virtual nos dejó pendiente un abrazo necesario entre nosotras, y con todas las personas que compartieron nuestra formación; pero paralelamente, el encuentro se enriqueció y nutrió de un modo que no habíamos previsto y que nos deja enorme gratitud.